Según historias bíblicas, específicamente del Evangelio de Mateo, que es el libro que ha cérvido como fuente por ser el único que los menciona, Los tres Reyes Magos, también conocidos como Los Magos de Oriente, son personajes religiosos, personajes míticos con historias que las personas conocen desde muy pequeños. En algunos países del mundo (no tantos como supondría pensar) estos tres sabios llegan andando en camello, y le dejan juguetes a los niños en la madrugada del 6 de enero.
Sin embargo según las sagradas escrituras fueron: Hombres sabios, del griego “Magoi,” que designa hombres de clases educadas varias. Nuestra palabra “magos” viene de esta raíz. Pero estos “hombres sabios” no eran magos en el moderno sentido de realizar magias. Ellos eran de nacimiento noble, educados, ricos, e influyentes. Eran los filósofos, los consejeros de la realeza, entendidos en toda la sabiduría del antiguo Este. Los “hombres sabios” que vinieron buscando al niño Jesús no eran idólatras; eran hombre de integridad (El Deseado de Todas las Gentes, Pág. 59, 61).
La tradición y creencia de la existencia de estos tres reyes se basa en la llegada del Niño Jesús, La noche del nacimiento de Cristo, una misteriosa luz apareció en el cielo que se volvió una estrella luminosa que persistió en los cielos occidentales (ver El Deseado de Todas las Gentes, Pág. 60). Impresionados con su importancia, los hombres sabios volvieron una vez más a los sagrados rollos. Según ellos buscaron entender el significado de los escritos sagrados, fueron instruidos en sueños para ir en busca del Mesías. Como Abraham, al principio no supieron a dónde irían, pero siguieron según la estrella guía los dirigía en su camino.
Se los conoce con los nombres de Melchor, Gaspar y Baltazar, sin embargo estos nombres no son extraídos de la Biblia, pues estos fueron incorporados unos siglos más adelante gracias a las escrituras de un monje benedictino. En ellos, se estableció que Melchor era un anciano de cabellos y barba blancos; que Gaspar era más joven pero igualmente barbudo y rubio; y que Baltazar, era joven y negro. Según los expertos, estas descripciones hacen una clara referencia en establecer a los Reyes Magos como representantes de Europa, Asia y África, respectivamente.
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